No importa si tú eres perro y yo gato (o al revés); no cambia nada si tú eres blanco y yo negro, si tú eres alto y yo bajo, si tú eres ingeniero y yo aprendiz, si tú eres conductor y yo pasajero, si tú eres médico y yo paciente, si tú eres profesor y yo alumno; siempre podemos hacer prevalecer nuestra condición de animales y darnos un abrazo con total libertad.